Translate

Mostrando entradas con la etiqueta La Taberna del Puerto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La Taberna del Puerto. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de agosto de 2015

Días 26 y 27. Torrevieja - Cabo de Palos - Cartagena. Back home

Las dos últimas jornadas son como la etapa de los Campos Elíseos del Tour. Vistosas, tranquilas, nostálgicas e intrascendentes. Pasan pocas cosas, el paisaje es familiar y conocido, y hasta el viento y el mar se cansan de ponerlo difícil y dejan aquí de venir de frente. Por fin navegar algo en portantes.

Podríamos haber saltado directamente desde Torrevieja hasta Cartagena, pero,  como siempre, hacemos un alto en Cabo de Palos, nuestro puerto favorito. Es un puerto pequeño sin amarres de pago para transeúntes, pero con un muelle libre justo a la entrada, que no siempre tiene un hueco en temporada alta.

Éste es el caso hoy, pero la gasolinera está cerrada (parece que cierra los miércoles) y eso nos permite quedarnos a pasar la noche. La maniobra de atraque se complica por nuestra propia imprevisión, no llevamos todos los cabos y defensas preparados como deberíamos, pero sobre todo porque otro barco que también busca amarre se empeña en pasar entre nosotros y el muelle. Un par de personas se acercan a ayudarnos, uno de ellos el cofrade Corfú de La Taberna del Puerto.



Cabo de Palos es un lugar familiar y querido. Probablemente porque fue mi primer puerto de recalada, en mi primera salida en velero no hace tantos años, aunque a mí me parezcan toda una vida. Cabo a secas, no necesita apellido. Cabo se anuncia desde muchas millas antes, con su faro conspicuo, de una armonía y serenidad llamativas sobre la punta de peñascos negros y pequeñas calas donde, dicen, la vida marina es excepcional. 


Desde aquella primera vez hemos pasado muchos y buenos momentos en Cabo, incluidos las múltiples visitas de fin de semana este invierno en que consideramos comprar allí un pequeño apartamento. Llamo al llegar a Diego, que tiene casa alllí. Estoy segura de que estará, o bien en tierra o bien navegando, pero seguro allí, huyendo de Madrid. Con su amabilidad habitual, se deja invitar a una cerveza en la bañera y tiene unas palabras de elogio para Sargantana, a pesar de que el suyo sí es un buen barco, pilotado por manos expertas y curtido por los años.

De entre todos los restaurantes que se alinean frente al muelle, hemos acabado por preferir el Miramar. Quizá no tan famoso como La Tana, pero el único en el que no hemos tenido alguna decepción relevante.

Pablo, Irma y los chicos vienen a cenar con nosotros. Celebramos la llegada a Murcia con mojetes, calderos y cafés asiáticos. Y después de medianoche Satur y su Arca Náutica aparecen por la bocana y el patrón se apunta a otra velada en cubierta.


Y llega el último día de travesía. Rapidísimo, todo en portantes. Llegamos a la hora de comer a Cartagena y nos dirigimos al Club de Regatas, donde tenemos una reserva y donde pensamos dejar al Sargantana.



Pero las cosas no son como esperamos. Las plazas disponibles no nos convencen. Están muy expuestas, con oleaje continuo de los barcos que pasan, y parecen ruidosas. Estamos pegados a un trasatlántico y enfrente de una fila de bares y restaurantes, con clientes en las terrazas soportando estoicamente a un saxofonista callejero que perpetra sin piedad una sucesión de atentados terroristomusicales. Sorprendentemente, la policía se pasea por allí sin proceder a su inmediata detención y puesta a disposición judicial. Un poco más allá entran y salen, alegres y coloridos, los barcos de turistas con sus motores a toda y sus familias diciendo adiós a voz en grito. La base de submarinos de la Armada esta justo enfrente...

Visto lo visto, vamos a tener que considerar otras opciones. El Yacht Port está un poco más al este y no parece en la zona de influencia del Saxofonista Loco. Cierto, está más cerca del puerto mercante y sus grúas cantarinas, pero sin duda las preferimos a los atentados musicales.

Alberto, el contramaestre, nos recibe y nos ayuda a atracar. Todo son facilidades y decidimos quedarnos.

Fin de trayecto. Casi 1.500 millas de navegación, 180 horas de motor, 9 noches en puerto, 5 noches navegando, 14 noches fondeados. Mucho sol. Bastante viento. Alguna tormenta.
Lamentablemente, las vacaciones se terminan. No podremos repetir algo parecido hasta el año que viene.


jueves, 13 de agosto de 2015

Días 19 y 20. Carloforte - Mallorca. La noche de las Perseidas

Toca dejar Cerdeña y dar el salto de vuelta. Las previsiones meteorológicas son inmejorables, con vientos moderados del través y sólo una pequeña encalmada a mitad de camino. Se cumplen al milímetro.




Zarpamos poco después de las seis. Habíamos acordado eso con Alberto del Capitán Teach, que quiere llegar a dormir al día siguiente a Es Trenc, en Mallorca. La idea es hacer la travesía "en conserva", es decir, juntos, aunque está por ver que seamos capaces de seguirlos. Ellos ponen siempre motor para reforzar las velas y su barco tiene mayor eslora, así que seguramente irán más rápido.

Poco después de salir se confirma. Aun con muy buen viento, el Sargantana sólo es capaz de hacer algo más de 6 nudos a vela. Insuficiente para seguir al Capitán Teach, que va tomando progresivamente ventaja y al que dejamos de ver a media mañana. Seguimos en contacto por radio, pero incluso eso se hace imposible después de caer la noche.


En realidad todo el plan resulta poco práctico para nosotros. La travesía total nos llevará un mínimo de 40-45 horas, y eso nos hará llegar al fondeo muy de madrugada. Aunque conocemos Es Trenc, una playa enorme y magnífica, sin obstáculos o rocas, y un excelente tenedero de arena, no es conveniente fondear de noche. Mirado retrospectivamente, quizá hubiese sido mejor salir algo más tarde y asumir desde el principio dos noches de travesía, para llegar a Es Trenc ya de día.

La travesía es agradable y monótona. Viento constante y cómodo para velear, piloto automático y lectura a tope. Siestas para preparar las guardias nocturnas. Unos pocos cruces lejanos con cargueros y veleros que no requieren demasiada atención.


Quizá el mayor aliciente fue disfrutar del mejor observatorio de las estrellas fugaces de la noche de San Lorenzo (Perseidas). Luna nueva, en alta mar, oscuridad absoluta, poco que hacer y mucho tiempo. Obviamente vimos estrellas hasta aburrirnos del todo. Cientos.

La travesía continúa monótona al día siguiente, con el viento ya del sur. Como esperábamos, nos es imposible llegar a Es Trenc antes de la noche. De hecho la travesía en esa segunda noche se complica bastante. El viento arrecia y se pone de cara, con bastante ola. Eso nos obliga a poner motor y avanzar trabajosamente contra el viento. Cuando queremos llegar a Es Trenc y fondear, ya son mucho más de las cinco de la mañana y el día empieza a clarear.

Día agotador. Ganas de dormir. Cambio y corto.


martes, 11 de agosto de 2015

Día 18. Carloforte. Preparando el regreso.

Carloforte es totalmente distinto a Alghero. Un pueblo pequeñito en la Isola de San Pietro, al suroeste de Cerdeña. Da la sensación de vivir exclusivamente del turismo. Tiene un puerto grande pero exclusivamente ocupado por yates de recreo y una gran cantidad de ferries que entran y salen continuamente llevando peIr a tu lista de blogsrsonas y vehículos.

Cuando recalas en un puerto tu percepción del lugar se ve muy limitada. Salvo que alquiles un coche, poco puedes ver más allá de unos cientos de metros alrededor del muelle. 


Afortunadamente en esos lugares la vida transcurre sobre todo ahí, como en el caso de Carloforte. Un gran paseo con árboles donde se suceden restaurantes y tiendas. Todo el pueblo está formado por casas bajas de dos alturas que hacia el interior se elevan en calles estrechas, muchas de ellas con largas escaleras.


A diferencia de Alghero, con un ambiente medieval y muy catalán, Carloforte es claramente Italia y del sur, con nonnas sentadas tomando el fresco en las plazas y casas de película neorrealista. Está mucho más colapsada por los turistas de lo que vimos Alghero, con parecido número de gelaterias, menos tiendas de souvenirs y muchas más pizzerias a 7 euros. El conjunto apabulla un poco, sobre todo por el "paseo maritimo", pero se hace agradable en cuanto te pierdes por las callejuelas semi vacías.


Hoy hacemos poca cosa. Primero intendencia, porque necesitamos reponer casi de todo en las despensas. Paseamos por el pueblo. Hacemos alguna pequeña reparación, aunque últimamente el Sargantana ha sufrido pocos rasguños. Nos tumbamos a la sombra a leer y escribir. Hago mi habitual expedición para buscar hielo, en este caso resuelta razonablemente bien porque, aunque no hay ningún sitio que venda cubitos de hielo, sí hay una pescheria que vende botellas de agua congelada. Supongo que es la opción sencilla no teniendo una fábrica de hielo cerca.



Esta noche hemos quedado con Lola y Alberto, del "Capitán Teach", y Jordi, que les acompaña de vuelta en su travesía a Grecia. Han recalado en otra marina de Carloforte, también esperando una ventana de meteo propicia, y van camino de Benalmádena, su puerto base.

Conozco a Alberto, o más bien a su seudónimo "Capitán Teach", desde hace años por el foro de La Taberna del Puerto y sobre todo por su blog (desdelapopa.blogspot.com) que relata sus travesías y en el que claramente se inspira éste. Aunque él no lo sepa, he aprendido mucho de él, y no sólo de navegación. Me gusta su enfoque vital, la manera en que ha buscado y ha conseguido compatibilizar una profesión liberal (la arquitectura) con la pasión de navegar. Y me gusta que haya decidido contarlo, y servirnos de referente a mí y seguro que a muchos otros a los que ni siquiera conoce.

Cenamos en una pizzería cercana con Lola, Alberto y Jordi y hablamos de barcos, y de travesías, y de Ítaca, y Vulcano, y Lípari. Y de la vida. Esa que pasa demasiado rápido y que hay que exprimir a tope, como se caza una escota en ceñida. Esa que pasa sin que nos demos cuenta porque vamos demasiado deprisa, estamos demasiado ocupados y somos demasiado estúpidos

Termina la cena y quedamos en sincronizar la salida, a primera hora de la mañana. No es probable que podamos hacer juntos todo el camino. Su barco tiene más eslora y sobre todo tienen mucha más urgencia en llegar. Quizá podamos vernos en Es Trenc. Por si acaso, hasta otra Lola, Alberto, Jordi.  Buena travesía y que el Cabo de Gata sea benévolo esta vez. Seguro que nos vemos.