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miércoles, 17 de abril de 2024

Episodio 2. Mallorca. The Shelter (El Refugio)

En nuestras idas y venidas por el Mediterráneo paramos muchas veces en Ibiza o Formentera. No siempre. En ocasiones pasamos de largo, normalmente a través de los freus, los dos estrechos canales que interrumpen el largo istmo que se extiende entre las dos islas. Los freus son poco profundos, complicados de pasar con mal tiempo, y están llenos de historia y de leyendas. Baste decir que la isla que forman los dos freus se llama “La isla de los ahorcados”.

Formentera tiene para nosotros el encanto especial de un lugar mágico que invariablemente visitábamos cada primavera y verano, el recuerdo de la arena bajo los pies al caminar por Illetes, las fideuás en el Capri, el olor dulce e intenso de los arbustos en Es Pujols y, por supuesto, las lagartijas (sargantanas) que dieron nombre a este barco. Pero, curiosamente, no solemos recalar en Formentera. Y poco en Ibiza. Sin embargo, sí recalamos en Mallorca.

Sargantana en Mallorca

Para nosotros Mallorca es ese refugio amable donde siempre hay que detenerse y descansar. Es Sa Rápita, parada obligada para reponer agua y gasoil, y es la playa de Es Trenc, donde tratamos de fondear antes y después de asomarnos al abismo azul de la ruta de Cerdeña. Pero, sobre todo, Mallorca es Manel, el amigo que siempre está ahí, al que recurres cuando de verdad necesitas ayuda y que entiende como nadie y comparte contigo la adicción a navegar.

Este año la travesía desde Ibiza hasta Mallorca ha sido poco usual, toda a vela. Salimos de Es Torrent a media mañana, sin prisas. No merece la pena madrugar, pues no hay posibilidad de llegar a Es Trenc en el día. Preferimos navegar por la noche y llegar con luz al fondeo.

En la cala de Es Torrent, Ibiza, antes de salir hacia Mallorca. 
La funda nueva de la trinqueta supone un antes y un después 
en las maniobras de la vela

Durante la mañana avanzamos más bien poco, hacemos bordos pero no conseguimos ganar mucho barlovento. El sudeste, que ayer nos empujaba suavemente, ha rolado y ahora sopla frío y desapacible.

En los freus el viento arrecia y se levantan olas que asustan. Lo usual en días de ventolera. En el freu grand nos cruzamos con un ferry de pasajeros enorme que maniobra muy despacio, con sumo cuidado, como una ballena en una sesión de ballet. No es lo habitual, estos trastos suelen moverse a toda leche y sin muchos miramientos. Suponemos que el capitán quiere evitar que la vajilla del desayuno acabe por los suelos y prefiere que los pasajeros atinen a mojar los cruasanes en el café. Bueno, eso, y supongo que también quiere evitar pasarnos por encima (pero apuesto más por lo de los cruasanes). Además de la integridad del Sargantana están en juego muchas reviews de cinco estrellas en Google. Las nuestras ya las tiene, por moverse despacito.

La mañana en cubierta se hace trabajosa. Trazamos un zig-zag con trinqueta y dos rizos, dando tumbos. Tenemos paciencia, sabemos que el viento acabará rolando hacia el sur y nos permitirá por fin amurarnos a estribor y soltar de una vez las riendas del Sargantana, que ciñe y vira nervioso barruntando una galopada.

A primera hora de la tarde el viento se mueve por fin hacia el sureste y luego decididamente hacia el sur. Durante la noche no nos cruzamos prácticamente con nadie, fuera de la temporada de verano las noches suelen ser solitarias. Hago la primera guardia, pero a las cuatro de la madrugada veo que no merece la pena despertar a Lucía para el relevo habitual. Nos quedan poco más de dos horas para llegar. Además el cielo se ha ido cerrando con nubes negras que amenazan lluvia. Mejor seguir hasta el fondeo.

Compañero de viaje al atardecer

Llegamos a la pequeña cala de Colonia Sant Jordi antes de las 7 de la mañana, en la luz sombría de un amanecer solitario. Hay sólo un puñado de veleros fondeados en una playa en la que cabrían cientos, nada que ver con las aglomeraciones del verano. Hemos quedado para comer con Manel, Cristina y nuestros amigos del Mekatxis, Olga y Mitxel.

Echo cuentas de las horas que podré dormir. En estos casos la maniobra de fondeo es pura rutina. Basta con poner el barco contra el viento, muy despacio, hasta llegar a un lugar libre (y hoy la playa está casi desierta). Lucía liberará el ancla, apretará el botón del mando a distancia y el molinete girará con estrépito dejando caer el ancla y los metros de cadena que sean menester. Apagar la electrónica y al catre.

Pero esta vez Lucía me avisa con una voz: “el molinete no va”. Prueba con el mando a distancia y con el manual (que sólo usamos en emergencias). Ninguno funciona. Mierda.

Tengo sueño, pero el chute de adrenalina me ayuda a buscar el polímetro en las cajas de herramientas y, con la ayuda de Manel vía WhatsApp, consigo recordar, a duras penas, cómo funcionan las conexiones de los mandos del molinete (que instalé yo mismo recién comprado el Sargantana, hace casi diez años).

Puenteando cables a pelo, como el Vaquilla cuando robaba coches, acierto a hacer funcionar el molinete lo suficiente como para bajar ancla y cadena. Ya estamos seguros, pero lo de dormir esta mañana va a ser imposible, hay que investigar el problema. Por lo que veo, el receptor del mando remoto ha decidido jubilarse por su cuenta y sin previo aviso, y el mando manual tiene las conexiones sulfatadas (normal, no lo usamos nunca). Manel nos consigue repuestos en el día: un nuevo mando remoto y una botonera de cable. Como siempre: gracias, Manel.

Etapa dos, problema dos solucionado. Creo que ya lo dije otra en otra ocasión, estas travesías son como el cupón de la ONCE: “Cada día una ilusión”.

Las tripus del Sargantana y del Mekatxis, con quienes 
compartimos fondeo en Es Trenc

Sargantana a la puesta de sol desde el Mekatxis

A todo esto nos alcanza por fin la borrasca anunciada desde hace días y, como es habitual, Mallorca es nuestro refugio. En este caso, junto con Mitxel y Olga, nos movemos a cala Xinxell (cerca de Palma). Un lugar muy agradable en el que pasamos semiencerrados dos días de mucha lluvia, mucho viento y mucho frío, pero también de chala tranquila y agradable, y de licor de hierbas, bebida tradicional de la isla. Puestos a encontrar refugio, qué mejor sitio que en Mallorca y con amigos…

Sargantana y Mekatxis veleando juntos en dirección a 
cala Xinxell para refugiarnos de la borrasca que se acerca

Y las hierbas que no pueden faltar en nuestro refugio

Etapa Ibiza - Mallorca, 17 al 18 de abril

Mallorca, de Es Trenc a un fondeo de unas horas 
en Can Pastilla y de ahí a cala Xinxell, 20 de abril


Martes, 23 de abril de 2024

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