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domingo, 16 de junio de 2024

Episodio 21. Oreoi. The Leak (La Fuga)

Toca volver hacia el noroeste, de nuevo hacia el norte de Evia. Estamos bien en Skyros, pero como decía Mayra Gómez Kemp: “Hemos venido a jugar…”.

El parte es muy curioso. Hacia el este el meltemi sopla con fuerza y tiñe los mapas de viento de rojo en las Cícladas y el resto del Egeo. Sin embargo hacia el oeste todo son verdes y azules. Skyros es la frontera, como el Muro en Juego de Tronos, separando los Siete Reinos de la tierras salvajes del norte.

Nos proponemos recorrer la costa este-norte de Evia desde Kimi hasta Oreoi. Una ruta poco frecuentada en la que no nos encontraremos muchos barcos. Con cierta lógica porque la costa, aunque verde, es rocosa y con pocas construcciones, playas muy expuestas y apenas fondeos. Las siluetas de las islas de Skopelos y Alonissos, visibles a menos de veinte millas, parecen atraer más a los veleros que el puñado de puertos pesqueros en los que esperamos conseguir algún hueco como transeúntes. Ellos se lo pierden.

La imagen de Oreoí es este toro, una escultura de mármol del s.IV a.d.C. de gran tamaño que se encontró enterrada en la playa durante unas obras de ampliación del puerto en 1965.

Una etapa de exploración que yo recomendaría y que para nosotros dura tres días. O cuatro si contamos el fondeo en una maravillosa cala solitaria de la pequeña isla de Skyropoula. Una especie de retiro espiritual que supone un contrapunto al bullicio de Skyros y de las otras Espóradas. Lástima que el viento sólo acompaña a medias, pero es lo que tiene huir del meltemi: acabas a motor.

Poco que reseñar en una etapa sin casi incidentes. Únicamente una escena de pastores que llegan a Skyropoula en una barca de pesca, al caer la tarde, para capturar su rebaño de ovejas desperdigado por la isla, subirlas a la barquita y volverse para casa en plan Patera de Noé. Pescadores, pastores, perros y ovejas en configuración totum revolutum. Un western crepuscular (nunca mejor dicho) pero a la griega y con perros en lugar de caballos. Al principio muy interesante, pero al final decae. Dudo que a Netflix le interese.

Fondeo en la isla de Skypoula, cerca de Skyros. Un pequeño paraíso de aguas excepcionalmente claras

Tras Skyropoula recalamos en los puertos de Pili y Psaropouli. Los dos prácticamente vacíos, ocupados por unos pocos pesqueros y con espacio en el muelle más que suficiente para atracar.

Muy poca gente en Pili, un sitio tan delicioso como solitario. Tres o cuatro pescadores y unos cuantos veraneantes en la playa. Y ya.

Psaropouli tiene algo más de vidilla, restaurantes y algún supermercado, pero claramente es un sitio sólo para locales. Por el tamaño de las terrazas, en julio y agosto debe tener bastante ambiente. De momento, bares vacíos y camareros viendo partidos de fútbol con cara de aburrimiento.

La ruta por el norte de Evia nos muestra un paisaje desolador. Los infinitos bosques de pinos que cubrian la isla fueron arrasados en 2021 por un vasto incendio que se llevó por delante más de 65.000 hectáreas en siete días
El puerto pesquero de Psarapoulia
Sargantana atracado en el puerto de Psarapoulia. Caben muy poquitos barcos de recreo

Acabamos la travesía en Oreoi, el puerto más famoso del norte de Evia, que vive por y para el turismo, incluyendo una base de veleros de alquiler. Un pueblo mínimo que vive al 100% de su puerto pero que no ha perdido su personalidad y parece negarse a vender su alma al diablo del turismo fácil.

Pasamos muchos días en Orei. Coincidimos con buenos amigos: Sergi y Rosi, del Narganá Dos, Juan y María, del Enjoy, Rafael y Mercedes, del MeryXell. Nos encontramos muy cómodos en una dársena amplia, junto a la playa, en la que es sencillo dejarse llevar por la pereza y dejar pasar el tiempo, sentirse de vacaciones.

Los paseos por el pueblo al caer la tarde son muy agradables, con la calle principal peatonal y los restaurantes aún a medio gas. En el extremo del pueblo hacia la playa, la iglesia de la Transfiguración
El muelle del puerto de Oreoí habilitado para barcos de recreo, con torres de agua y electricidad que funcionan con una tarjeta única, válida para todos los puertos de Evia
El muelle de los barcos de recreo tiene al,otro lado la playa

Pero para nosotros el viaje cambia radicalmente al salir de Oreoi. Decía que había poco que reseñar…

Salimos de Oreoi en dirección Volos con la intención de volver a fondear en Paleo Trikeri. Nos queda una semana antes de llevar al Sargantana a su descanso veraniego y queremos explorar más fondeos en esa zona.

Las dos primeras horas todo va bien. Poco viento, como casi cada mañana. De repente salta un pitido de alarma. A estas alturas sabemos instantáneamente lo que pasa. El motor se sobrecalienta. Mal asunto. Apagamos inmediatamente.

Abro la tapa del compartimento del motor y la avería es evidente. Perdemos agua por la tapa del rodete (la bomba que aspira agua de mar hacia el circuito de refrigeración). Además, el depósito del líquido refrigerante está totalmente vacío.

Puede ser que simplemente se haya roto alguna pala del rodete. Llevo siempre uno de repuesto. También llevo algo de líquido para rellenar.

Hace siglos que no cambio un rodete sobre la marcha, creo que desde los tiempos de barcos alquilados antes del Sargantana, pero tiene poco misterio. Quitar los tornillos de la tapa, sacar la rueda de goma con cuidado, poner una nueva en la posición correcta, lubricar la goma con glycol y cerrar la tapa.

Me preocupa ver que el rodete aparece casi sin daños. No hay ninguna aspa rota, sólo una pequeña grieta en una de ellas. También que el litro y medio de líquido refrigerante adicional entra en el depósito pero el nivel apenas sube. El problema no es tan trivial.

Estamos ya cerca de Trikeri, dentro del golfo Pagasético, cuando se calienta el motor. Reemplazamos el rodete

Decidimos volver a vela a Oreoi. El viento ha subido y no supone mucho problema. Con el motor frío tendremos la opción de encenderlo el tiempo suficiente para la maniobra de soltar el ancla en el atraque.

En nuestra segunda visita (forzosa) a Oreoí atracamos en el muelle exterior, puesto que el puerto está lleno

Volvemos a la sensación de intranquilidad de otros años. No hay ningún mecánico disponible en Oreoi en los próximos días o semanas. Juan se brinda a ayudarme a investigar el problema (¡agradecimiento eterno, Juan!). Cambiamos de nuevo el rodete. Compro líquido refrigerante en una gasolinera. Habíamos perdido ¡casi cinco litros! que tenemos que bombear fuera de la sentina.

Por un momento parece que hemos solucionado el problema. Arranco el motor para probarlo y aguanta veinte minutos sin sobrecalentarse. Buenas noticias.

Pero a la mañana siguiente llega la decepción: hemos vuelto a perder casi todo el líquido refrigerante. Tenemos una fuga en algún sitio no visible. Muy malas noticias.

Nuestros amigos se movilizan para ayudarnos. Conseguimos el contacto de un buen mecánico en Limni que puede investigar el problema, pero Limni está a más de una hora por carretera. Imposible pedirle que venga en estos tiempos en los que todos los mecánicos de barcos trabajan día y noche.

No queda más remedio que ir a Limni a vela. Son más de cuarenta millas por el canal de Evia en un recorrido enrevesado y estrecho, de vientos cambiantes, corrientes y zonas de encalmada. No es el paso del Cabo de Hornos, pero tiene su aquel si no puedes hacer uso del motor en un apuro.

Parecía que este año iba a ser el primero sin problemas mecánicos en el barco.

Parecía.

Etapa de Linariá a fondear una noche en la bahía de Acherounes (16 de junio) y de ahí a Skyropoula (17 de junio)
Etapa de Skyropoula a Pili (día 18), Psarapoulia (día 19) y Oreoí (día 20)
Salida de Oreoí y vuelta a vela por el calentón del motor, 20 de junio


Lunes, 25 de junio de 2024

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