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miércoles, 5 de junio de 2024

Episodio 18. Espóradas. The Movie ( La Película)

Salimos de Volos camino de las Espóradas. Tenemos viento, podemos navegar y el día es luminoso y fresco. Siempre es un placer salir de un puerto con depósitos llenos y comida en la despensa.

Volvemos a salir al Egeo, a mar abierto, después de varias semanas rodeados de tierra tanto en el canal de Evia como en el Sarónico. Eso lo cambia todo. El meltemi vuelve a aparecer en los mapas del tiempo.

Hemos aprendido en estos años que la única estrategia ganadora para navegar en el Egeo es tratar de ganar todo el barlovento posible antes de que se establezca el meltemi de forma permanente a mediados de junio. Si para entonces has conseguido llegar arriba del todo, al que llaman Mar de Tracia, tienes el verano hecho. A partir de ese momento puedes dedicarte a "bajar" poco a poco, administrando con avaricia todo el barlovento conseguido. El secreto es evitar navegar contra el viento.

Nos queda menos de un mes para volver al varadero de Limni y guardar el barco durante los meses de verano. Una sutil diferencia que obliga a cambiar los planes iniciales. No tiene ya sentido cruzar hacia el Mar de Tracia para visitar Samotraki, Thasos o Limnos. Sería un esfuerzo inútil, barlovento desperdiciado.

Resolvemos dejarlo para la temporada que viene, o quizá para este otoño, y centrarnos en las Espóradas, que por otra parte era y sigue siendo el objetivo principal de esta temporada.

Las Espóradas son islas míticas, pero no tanto por su historia (aunque tengan su colección particular de leyendas mitológicas), sino por el turismo de masas. En las Espóradas se conjugan playas grandes y arenosas con un clima mucho más benigno que el de las Cícladas. El meltemi es aquí benévolo, sólo las toca de refilón. Son islas montañosas y muy verdes, cubiertas de pinos y olivos.

Y por si eso no fuese suficiente, el rodaje de la película Mamma Mia en exteriores de Skiathos y Skopelos ha acabado por convertirlas en iconos pop. Un aeropuerto internacional en Skiathos y voilá: los turoperadores hacen caja con los fanboys de Meryl Streep y Pierce Brosnan. De hecho, a las Espóradas las llaman "la Riviera griega". Dudoso honor….

Vamos a tener la oportunidad de recorrerlas en junio, antes de la llegada del grueso de las hordas turísticas, y con un verano tempranero que ha aparecido de golpe, con alertas de calor y noches tropicales en toda Grecia.

A partir de ahora ya no tenemos objetivos marcados. Disponemos de casi un mes para dejarnos llevar por el viento y vagabundear tranquilamente por calas y playas. Tenemos sensación de "haber llegado".

Hacemos una primera recalada en Skiathos, la isla más cercana. Anclamos un par de días en una playa al sur de la capital de la isla. No visitamos la ciudad, estamos demasiado lejos para ir andando con este calor y preferimos ejercer de turistas playeros. Nos encontramos de nuevo con nuestros amigos del Grand Cru 2, que siguen por estas aguas. 

Desde Skiathos recorremos los fondeaderos de Skopelos y Alonissos en saltos cortos y pausados. Casi todo playas. En Alonissos descubrimos un puerto local muy tranquilo que nos permite dejar el barco para explorar la isla.

Poco que reseñar. Fondeos en playas semivacías que esperan turistas. Paradas en puerto y visitas turísticas. Dolce far niente. Mamma mía…

Etapa Volos - Skyathos, 5 de junio
Sargantana y Grand Cru 2 frente a la playa de Achladiás, en Skiathos, donde pasamos dos noches
Etapa Skiathos - Skopelos sur (Stafylos), 7 de junio
Llegando al fondeo de Stafylos, en la isla de Skopelos. Aún no hay boyas de baño y, aunque hay varios barcos, echamos el ancla en primera línea, muy cerca de la costa.
A la mañana siguiente, antes de zarpar, voy nadando hasta la playa aún desierta a esas horas. Una delicia de aguas transparentes
Etapa Skopelos - Alonissos, pasando por Peristera, 8 de junio
La costa sur de Skopelos está plagada de playas y rincones deliciosos
En Peristera vamos hasta la playa del naufragio a ver el barco abandonado, pero no nos quedamos a pasar la noche. Volvemos a Alonissos
Etapa en Alonissos, de Leptó Gialos a Votsi, 9 de junio
Después de hacer noche en la playa de Leptó Gialos, al día siguiente vamos a la bahía de Votsi, un simpático pueblo pesquero con alguna instalación turística aún a medio gas
Votsi es una bahía cerrada a los cuatro vientos. Fondeamos con cabo a tierra en la pared de roca frente al muelle, el cual está reservado para los pescadores
Al día siguiente nos vamos a conocer el pueblito y echamos a andar hacia el puerto de Patitiri, con ánimo de subir a la Chora. Desde lo alto del pueblo se ve el fondeo. Sólo hay un barco alemán a nuestro babor. Días después descubriremos que uno de los barcos amarrados al rompeolas es el Captain Jim del puente de Khalkis, pero esa historia es de otro episodio
Llegamos a Patitiri, la capital de la isla, y bajamos al puerto
En el puerto cogemos el bus al pueblo de Alonissos, la Chora, pues las cuestas empinadas y el calor nos hacen desistir de subir andando los dos kilómetros y medio que nos faltan
La Chora, o pueblo antiguo, fue la capital de Alonissos hasta que fue arrasada por el terremoto de 1965 y sus habitantes la abandonaron para instalarse en Patitiri, que creció hasta convertirse en la ciudad más grande de la isla. Las casas en la Chora han sido reconstruidas, mayoritariamente por alemanes e ingleses que montaron residencias de veraneo y negocios turísticos
Una de las calles de la Chora original
El pueblito está lleno de rincones encantadores, con “tavernas”, cafés y tiendas de artesanía local
En una de las tiendas me fijo en una especie de komboloi más sencillo, de sólo dos cuentas, y en su nombre: begleri
Alonissos, así como Peristera y las islas e islotes más al noreste, pertenece al parque nacional marino de Alonissos y Espóradas Norte, el más grande del Mediterráneo, con medidas de proteccion especiales de la vida marina y terrestre, así como de los muchos restos arqueológicos. En la zona A del parque cobran una tarifa por acceder, tarifa que va destinada a su protección. En las tiendas de Alinissos venden llaveros, imanes, bolsas y todo tipo de figuritas con la imagen de la foca monje, la principal especie protegida del parque y que se ha convertido en su símbolo
Los únicos edificios que quedaron en pie tras el terremoto de 1965, además de los restos de la muralla, fueron las iglesias bizantinas, como esta del Nacimiento de Cristo que conserva como recuerdo las grietas originadas por el seísmo
Interior de la iglesia
Antes de marcharnos, nos sentamos a tomar algo en una terraza encantadora de la plaza de la iglesia
El regreso a Votsi lo hacemos andando. De camino, compramos en el super grande frente a la gasolinera, a la entrada del pueblo (para eso ha cargado Luis con la mochila todo el día...)
Etapa Votsi - Skopelos puerto, 11 de junio
La siguiente etapa nos lleva al puerto de Skopelos. Hay que atracar lejos de la punta del espigón para evitar los vaivenes provocados por la ola de los ferries, que en ocasiones han llegado a dañar seriamente a los veleros allí amarrados
En el puerto conviven barcos de pesca, enormes ferries y lanchas y veleros de recreo, organizados en diferentes muelles y diques
El pueblo, a modo de anfiteatro, retrepa por la colina en escaleras y calles empinadas, muy cuidadas y limpias
Subimos hasta las afueras, donde ya no hay negocios orientados al turista, sino viviendas normales de residentes. La vista del pueblo, con la colina donde se ubicaba el antiguo kastro y el puerto abajo, compensa el esfuerzo
Bajando hacia el puerto, está lleno de tabernas y algunos lugares de copas realmente especiales, como este
En la zona del puerto viejo las casas son más antiguas y también hay algunos restaurantes
Elegimos uno de los cafés del puerto viejo para sentarnos a ver la vida pasar
Al final del puerto viejo está la subida al antiguo kastro
En lo alto del kastro, la iglesia más antigua de Skopelos, la basílica de Agios Athanassios, del siglo XVII
Las vistas desde la iglesia son magníficas
También la vista del puerto desde arriba
Etapa Skopelos puerto - Skiathos, 12 de junio
El día después volvemos a Skiathos, a la misma playa en la que fondeamos la primera vez. De camino paramos a ver la iglesia de Agios Ioannis, ubicada sobre un acantilado elevadísimo que parece una isla. Es una de las localizaciones más famosa y más visitada de la película Mamma Mía, a la que Skopelos tiene tanto que agradecerle

Etapa Skiathos - Skopelos sur (Limnonari), 13 de junio
Y como no hay dos sin tres, volvemos al día siguiente a Skopelos, esta vez al sur, a fondear en la fabulosa bahía de Limnonari
El agua de Limnonari es de las mejores que hemos visto en lo que llevamos de viaje
Todas las etapas de las Espóradas, del 5 al 13 de junio


Jueves, 13 de junio de 2024

jueves, 30 de mayo de 2024

Episodio 17. Limni. The Boatyard (El Varadero)

Al norte de Khalkis el canal de Evia no cambia demasiado respecto a lo que ya vimos en su mitad sur. Algo más amplio quizás, pero el mismo decorado. Menos viento, casi nulo. Mar plano. A motor. Tedio.

El canal se convierte en un mero pasillo que nos conduce hasta Volos y las Espóradas y lo recorremos sin prestar mucha atención a sus costados. Aunque quizá nos equivocamos no haciéndole justicia. A posteriori nos hablan de Loutra y de algún otro lugar que merece algo más de atención y quizá una recalada. Tomamos nota para el año que viene.

Lo más relevante a mencionar es nuestra visita al varadero donde nos planteamos dejar el barco durante el verano (y quizá también el invierno). Nos han dado muy buenas  referencias de Livaditis, un boatyard (o, como ellos mismos se anuncian, un parking de barcos) junto a la ciudad de Limni. Decidimos comprobar sus instalaciones in situ y conocerlos personalmente antes de tomar la decisión y contratar nada. Nos dan permiso para pasar una noche en una de las dos boyas que tienen fondeadas frente a su playa y concertamos una visita.

Varadero Livaditis, al oeste de Limni

Lo que vemos nos convence. Livaditis es un varadero muy pequeño comparado con los que ya conocemos (Artemis, Cleopatra, Ionion, Basimakopoulos, etc) y lo explota una familia griega, no una empresa. Menos medios, pero sobre todo un ambiente radicalmente distinto, artesanal, casero. Nada de logos, nada de oficinas ni personal uniformado. Livaditis tiene aspecto de un resort playero low cost en el que, además, guardan barcos, con precios muy moderados pero con servicios de mantenimiento y reparación más bien justitos (por no decir mínimos).

Sin embargo Livaditis nos gana por su gente. Nos recibe la “materfamilias” que está allí, a pie de obra, a pesar de ser día festivo en Grecia (el Corpus). Después hablamos con su hijo Xaris, que está al frente del negocio y que nos atiende como puede mientras prepara la fiesta de cumpleaños de su hija (a la que por supuesto nos invita). Nos parecen muy simpáticos, gente honrada y trabajadora que ofrece precios imbatibles, trato personal y una calidad más que suficiente.

No tienen grandes grúas como sus competidores. Suben y bajan los barcos mediante un tractor con remolque que sumergen en la playa. Tienen un pequeño taller en el centro de un patio un poco descangallado en el que los barcos se agolpan en un orden casi inverosímil y no te ponen problemas para que tú mismo repares tu barco (o busques profesionales ajenos al negocio). De hecho, saben que sus clientes necesitan unos mínimos de comodidad y te ofrecen en las mismas instalaciones unos pequeños apartamentos, con buen aspecto y ultrabaratos. Muy útiles para esos días de estancia obligada para poner el barco a punto, antes y después de la varada.

Sacando un barco al agua

No necesitamos más. Nos gusta esta gente. Cerramos el trato con un apretón de manos, sin depósitos ni papeles. Descubrimos que una buena parte de los españoles que navegan por Grecia son o han sido clientes de Livaditis y todos le tienen un cariño especial. 

Decisión tomada, compramos billetes para volver a casa. Nos queda un mes de esta temporada de primavera y lo dedicaremos a explorar las Espóradas y a tratar de visitar el norte del Egeo. No habrá tiempo para hacer todo el recorrido que habíamos diseñado a priori, pero da igual. Tendremos la experiencia de navegar el Egeo en otoño, meses templados aunque quizá tormentosos, otra vez sin gente, sin meltemi. Un nuevo reto.

Continuamos nuestro camino hacia la bahía de Volos, en el continente, al norte de Evia. Una gran ensenada circular y casi cerrada, de casi diez millas de diámetro. Similar, pero mucho más grande, a nuestro Mar Menor. En el norte de la bahía, la ciudad de Volos, el tercer puerto más importante de Grecia. No la conocemos, pero es nuestra mejor opción para hacer compra y repostar agua y combustible.

Desde Limni recorremos el canal entre Evia y el continente sin apenas viento. Al doblar el último cabo de la isla y empezar a subir hacia el norte, el cambio de viento y las corrientes se hacen visibles
Fondeamos en la bahía de Alogoporos, en la peninsulita de Trikeri que cierra al sur el golfo Pagasético (el de Volos). De ahí salen los barco-taxis que unen el continente con la isla de Paleo Trikeri, a la que nos moveremos al día siguiente

De camino fondeamos en Paleo Trikeri, al sur de la bahía. Uno de esos lugares extraños que de vez en cuando te encuentras en Grecia, casi siempre en el Egeo. Una isla muy pequeña, con unas pocas casitas alrededor de un puerto minúsculo, que vive casi exclusivamente del turismo, con pequeños hoteles y tavernas.

Pero tras ese escaparate descubrimos una isla fascinante. Recorremos a pie sus caminos y llegamos a un monasterio cuidado por las señoras del pueblo, silencioso y casi desierto, salvo por una anciana que parece hacer guardia en la puerta de su iglesia y que nos mira con severidad cuando entramos a visitarla.

También descubrimos que esta isla fue utilizada como campo de concentración para prisioneras políticas en los tiempos de la dictadura griega, atestiguado por un promontorio con placa conmemorativa del PKE (Partido Comunista Griego). No hace tantos años… Qué extraño y qué cambiante es el mundo. Y qué escalofríos da a veces.

Al día siguiente cruzamos desde Alogoporos a la isla de Paleo Trikeri. Su puerto pesquero, Agia Kyriaki, es pequeño y pintoresco
Atracamos en la zona nueva, entre el espacio reservado al ferry y el barco-tanque que abastece de agua a la isla y que está allí amarrado permanentemente
 Los veleros tienen permitido abarloarse al tanque, pero no podemos hacerlo: cuando llegamos está ocupado por embarcaciones que se van esa misma tarde. Cada cierto tiempo un barco cisterna rellena el tanque. Por las mañanas, entre semana, un operario conects una enorme manguera roja y arranca una bomba para rellenar los depósitos de la isla
Hay un par de tabernas en el puerto que han alcanzado fama en toda la zona. Los fines de semana están a tope de visitantes que llegan a recorrer 100km desde Volos para disfrutar de los famosos espagueti con langosta de Manoli Glamarelou en la "taverna Manolas"
Dejamos el puerto por el único camino que sale de él, dispuestos a visitar la isla. En Paleo Trikeri no hay coches, nunca los ha habido, pero está surcada de senderos transitables a pie. Es tan pequeña que se puede recorrer entera en tres o cuatro horas
Primera parada, el monasterio de Santa Maria Evangelistria, de 1832. Está en la única elevación de la isla, de unos 200 m de altitud, en el lugar en el que un monje encontró un icono de la virgen. Es grande y tiene un aspecto de fortificación que no encaja con la arquitectua del resto de la isla.
En el interior del monasterio hay una iglesia dedicada a la virgen, edificada sobre las ruinas de un templo más antiguo que fue destruido durante una invasión pirata en el s.VIII
El ábside de la iglesia y el enorme ciprés que lo custodia, visible, junto con su hermano de la entrada, desde toda la isla
No disponen de fondos públicos para su conservación y son los propios habitantes de la isla los que se encargan de preservar el monasterio, cosa que hacen sobre todo las mujeres. Lo mantienen extremadamente limpio y cuidado
Uno de los muchos rincones del recinto que las mujeres que lo cuidan han embellecido con flores y plantas.
Las más de 100 habitaciones del patio central han venido usándose como alojamiento para viajeros ilustres (cuentan que Greta Garbo estuvo allí en los 60 cuando visitó la isla). Durante mucho tiempo eran la unica opcion para pernoctar en la isla y aun hoy se pueden alquilar a un precio simbólico de unos 20 euros. Una placa en la pared recuerda que también fueron utilizadas por las presas de izquierdas tras la guerra
Seguimos camino por los senderos entre olivos y sotobosque. De golpe, entre la vegetación y las extraordinarias vistas, los restos de una edificación y una placa recuerdan el pasado oscuro de la isla como campo de concentración para prisioneras políticas de izquierdas, desde 1948 hasta 1953, cuando se liberó a las últimas 19. Llegó a haber casi 5.000 mujeres de todos los estamentos sociales, muchas de ellas con niños, viviendo en condiciones durísimas, obligadas a trabajar de sol a sol, sin apenas agua y comida, sin medicinas, sin productos de higiene y sin ayuda internacional (la Cruz Roja no las reconoció como prisioneras políticas). Aún así, se organizaron para mantener un estilo de vida parecido a la normalidad y a partir de 1950 consiguieron utilizar el monasterio y montar escuelas, talleres y hasta un teatro, cuyos restos es lo que estamos viendo.
Caminamos un par de horas por la isla, entre olivos, por senderos apenas marcados que a veces se difuminan y nos hacen desandar lo andado. No hay apenas edificaciones y no nos cruzamos con nadie
Los olivos se van abriendo en pequeñas playas vírgenes de aguas limpias y transparentes. El paisaje es de una gran belleza. Al verlo, nadie diría que fue el escenario de tanta crueldad gratuita.

Finalmente llegamos a Volos. Una ciudad no demasiado grande pero que nos aturde después de tanto tiempo lejos del tráfico y del ruido. Un puerto de aguas verdes y bastante sucias en el que nos sentimos incómodos a pesar de que Christos, responsable de una empresa de charter, nos consigue amablemente un amarre gratuito en su muelle. Compramos, hacemos la colada, repostamos, incluso tenemos tiempo para pasear y conocer la ciudad, pero no la disfrutamos. Pasamos dos noches y huimos. Nos sobran los motivos: el calor, el ruido de coches y camiones embarcando y desembarcando en los ferries, el olor insalubre del agua estancada…

Volvemos al mar, al que ya nos hemos acostumbrado, a la tranquilidad de los fondeos, a las olas y al viento. Huimos de Volos, donde esperamos no tener que volver. Rumbo a las Espóradas.

El muelle donde atracamos está frente al estacionamiento de los ferries que van a las islas Espóradas
Aprovechamos para hacer colada en una lavandería de autoservicio, ir al supermercado y hacer algunas compras por la ciudad
Deambulamos por la ciudad, que es grande y cosmopolita, pero con poco carácter. Quizá porque es muy nueva, ya que la mayoría de las casas resultaron arrasadas por los terremotos e inundaciones de entre 1954 y 1957 y que obligaron a replanificar y reconstruir el centro urbano. Las dos calles principales son peatonales y están repletas de tiendas de las típicas cadenas europeas, entremezcladas con comercios netamente locales
La catedral de Volos es Agios Nikolaos, una iglesia de 1934 que ha conservado el campanario de 1884 como torre exenta. Está situada en una plaza atravesada por una de las calles peatonales
Saliendo del puerto de ferries, en el arranque del paseo del muelle, una escultura que representa al Argo conmemora la partida de Jasón y los argonautas desde Yolcos (Volos) en busca del vellocino de oro, la misión que supuestamente le haría recuperar el trono de Yolcos que su tío Pelias había arrebatado a su padre. En el pedestal están grabados los nombres de los más de 50 héroes que acompañaban al heredero, los hombres mejores y más valientes venidos de toda Grecia, como Heracles, Orfeo, Teseo o Cástor
Y no muy lejos, otra conmemoración un poco menos "glamourosa": el record Guiness de 2012 por haber organizado el baile de sirtaki con más participantes del mundo (5.641)
El paseo del muelle es amplio y moderno y todos los barcos son locales. Los visitantes tienen un espacio en el larguísimo espigón municipal que cierra el puerto
Un puente al final del paseo da acceso al espigón de los barcos transeúntes
Con el atardecer le decimos adiós a esta ciudad que no ha conseguido cautivarnos, aunque quiera presumir de ser una de las más bonitas de Grecia

Etapas Nea Artaki-Limni-Trikeri-Paleo Trikeri-Volos, del 31 de mayo al 3 de junio


Martes, 4 de junio de 2024