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domingo, 22 de agosto de 2021

Etapa 18: Preveza - Catania. Cinema Paradiso (1988)



Diez de la mañana. Recorremos por última vez el canal de aproximación a Preveza, en dirección oeste, hacia Sicilia. Es viernes y el parte anuncia viento moderado del norte en la primera mitad del viaje y vientos flojos en el Jónico italiano. Nuestro rumbo será casi oeste, camino de Catania, a unas 280 millas. 



A esta hora el sol está ya alto y se va disipando la bruma de casi todas las mañanas. En principio, debería ser un primer salto tranquilo para el viaje de regreso, pero Lucía no se encuentra bien. Tos, fiebre. Una gripe o un catarro que no sería demasiado problema en época pre-COVID, pero que en estos tiempos sí intranquiliza. Un test de antígenos da negativo, así que decidimos salir.



Αντίο, Ελλάδα. Hasta la vista Grecia. Queda mucho viaje todavía, pero el objetivo era Grecia y quizá es un buen momento para hacer balance. Un montón de jirones de recuerdos y de nostalgia se suceden y se superponen, como en la famosa escena de Cinema Paradiso, entretejidas con la música sublime de Ennio Morricone. Una película rodada en Sicilia, por un director siciliano (Giuseppe Tornatore), una de mis películas más queridas.

Han sido cuarenta días navegando el Jónico. Casi cincuenta contando el Jónico italiano. Más o menos lo previsto, al menos hasta que aparecieron los problemas eléctricos y de la transmisión. Seis semanas que nos han sabido a poco, han pasado como un suspiro y nos dejan muchas ganas de volver. Nos ha faltado llegar a Zakinthos y quizá una visita a la costa continental al sur del golfo de Corinto.


Tenemos que volver a Grecia, porque navegar por aquí es diferente a todo lo que habíamos hecho hasta ahora. No hay comparación posible con las costas de España o Italia. Muchísimos más barcos, sobre todo veleros (muchos de alquiler), pero en un espacio infinito para navegar y para fondear. Incontables islas, puertos, calas y playas. Han sido semanas de descubrir lugares fascinantes, de conocer gente nueva, de otra comida, otros olores, otras costumbres, de sorprendernos con algo nuevo casi cada día.



Hemos aprendido mucho. Una infinidad de habilidades, de prácticas, de técnicas y de detalles que ignorábamos y nuevas experiencias que nos servirán para futuros viajes. Esta es una forma de navegar distinta. Nuevas maniobras y prácticas que aprender, pero sobre todo hemos descubierto una nueva forma de relacionarnos con los lugares que visitamos y con la gente que nos encontramos

En realidad en Grecia no se navega, al menos en la forma en la que hemos venido navegando hasta ahora. En Grecia, en el Jónico y seguramente en el Egeo, se salta de isla en isla como una especie de rayuela infinita.


Estamos acostumbrados a travesías maratonianas, singladuras de cincuenta o sesenta millas. Días de piloto automático y de pocos barcos en el horizonte, de preocuparnos sólo por el viento y por el rumbo con la concentración de un piloto de rally. De zarpar por la mañana y fondear por la noche, de no bajar a tierra más que para repostar o comprar suministros.


En Grecia, al menos una vez que estás aquí, no planeas una travesía diaria sino más bien el fondeo al que te mueves ese día, casi siempre a dos o tres horas de distancia. En Grecia tienes más tiempo para bajar a tierra, y más tiempo para todo. Casi en cada cala hay una taverna a la que te gustaría bajar. Casi en cada puerto querrías alquilar un coche para poder sumergirte en un país diferente.




Como ya nos habían anticipado, la temporada ideal en Grecia empieza antes y probablemente deba terminar también antes de lo que hemos hecho este año. Hace demasiado calor en agosto (incluso en julio) y los vientos térmicos, secos y asfixiantes, te complican los desplazamientos y llegan a exasperarte. No puedo ni imaginarme lo que será el terrible meltemi del Egeo. En Grecia hace calor, mucho calor.





En Grecia necesitas muchos chismes para navegar que raramente usas en España. Necesitas una pasarela. Cuando amarras en un puerto la popa del barco suele estar a más de un metro del muelle (para evitar escollos y golpes por olas inesperadas). Es imprescindible tener una pasarela cómoda, ligera y fácil de instalar y estibar. Nosotros tuvimos que comprar una barata, un simple tablón de madera, a toda prisa en Preveza . Este invierno habrá que reemplazarla por una más funcional, con un buen arraigo en la popa y un sistema para elevarla.

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También necesitas cadena, mucha cadena, y un buen ancla que agarre en arena, barro y posidonia (sí, en Grecia no hay restricciones a fondear en posidonia, igual porque tienen de sobra). Necesitas un gancho para desenganchar anclas (algo que pasa regularmente y que se toma con toda naturalidad). Este es el que compramos, también en Preveza.


Necesitas cabos largos para fondear con cabo a tierra. Es interesante tener un buen sistema para anclar por popa (aunque este año no lo hemos necesitado). 

Y necesitas mucha energía. Muchas baterías y placas solares. El calor exige mucho trabajo a la nevera, y es incómodo estar permanentemente pendiente del nivel de carga y de arrancar el motor cuando baja demasiado. Si no aire acondicionado (planteable), al menos es imprescindible tener ventiladores. Además el consumo de electrónica cada vez es mayor. En nuestro caso eso implica instalar un arco en la popa para poder montar placas solares rígidas adicionales y por supuesto un parque de baterías con suficiente capacidad.



Este año hemos aprendido también que en viajes largos, sobre todo ahora que el barco tiene unos añitos, es inevitable afrontar problemas mecánicos y, en general, cosas que se rompen o dejan de funcionar. Desde el plotter, que ya no lee la tarjeta de memoria con las cartas, la radio auxiliar VHF de cubierta, que ya no se conecta, los descosidos de la capota, las roturas del enrollador del génova o los problemas con los cables de los móviles, hasta quedarnos sin baterías de servicio o sin retenes en el saildrive. 


Muchos problemas que ha habido que arreglar o soslayar. Algunos por pura fatalidad, pero otros quizá evitables con más mantenimiento preventivo. La nevera, el molinete, las velas y, en general, toda la electrónica son elementos a revisar durante el invierno para tratar de prevenir problemas.



Los griegos son gente encantadora. Los percibes cercanos, tanto en su forma de hablar como en su forma de ser y su cultura. Eso sí, el idioma hace las cosas difíciles, sobre todo el hecho de no poder leer con soltura su alfabeto. Cada cartel es un jeroglífico. Cierto, una gran mayoría de las personas con las que interaccionas habla inglés, pero vamos a tratar de acercarnos más a su idioma y su cultura (de hecho Lucía ya me lleva ventaja). Este año hemos interaccionado con mucha gente, pero no tanto con locales, y es evidente que hay muchas cosas fascinantes que descubrir en ellos.



Tenemos decido traer al Sargantana a Grecia de forma permanente. El viaje de ida y vuelta es largo y pierde bastante interés una vez que lo has hecho varias veces. Grecia es el gran aparcamiento invernal de veleros de Europa. Hay miles de ellos en las “marinas secas” que encuentras por todas partes. Sea en Preveza o en otro sitio, es mucho más práctico y más barato hacer lo que tantos ingleses, holandeses o alemanes. Tener una base en Grecia nos permitirá viajar al Egeo, a Turquía, a Creta, a tantos sitios inaccesibles desde España.


Al menos en mi caso, ya pienso en el año que viene tanto o más que en el resto del viaje, como cuando planificábamos un nuevo año fiscal con muchos meses de antelación en mi época laboral. Nada malo, todo lo contrario. Planear y preparar un viaje es casi tan fascinante como viajar, y ahora Lucía y yo tenemos todo el tiempo del mundo. Hay mucho que hacer, y abril está más cerca de lo que parece.


Ahora nos toca navegar el sur de Sicilia. Queremos tratar de ir a Malta, aunque los planes habrá que ajustarlos a la meteorología. En España el tiempo está revuelto. Tormentas en toda la península y una DANA amenazando, como siempre, al Levante a finales de agosto. Lo habitual. Sabemos que dentro de unos pocos días las borrascas se moverán hacia el este y nos las encontramos en Sicilia y luego en Cerdeña, así que habrá que estar atentos.











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