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miércoles, 1 de junio de 2022

2022 16ª etapa: Chania. Everything is illuminated (2005)



Miércoles, 1 de junio

No nos engañemos: Chania es hoy un bazar para turistas. Un bazar muy bonito, es verdad. Montañas nevadas en pleno mes de junio. Muy histórico, una de esas ciudades que no te dejan indiferente y que sabes que no vas a olvidar. Pero un bazar, que amas y odias a partes iguales. Un puerto del que cada día tienes ganas de zarpar, pero con el que cada día te reconcilias. Un sitio extraño en una isla extraña como es Creta.

Entrada al puerto veneciano de Chania


Llegamos pasada la media tarde y atracamos en el puerto municipal, junto a la bocana. Caben pocos barcos, pero estamos en temporada baja y podemos elegir. Un velero francés y otro alemán, uno a cada lado. En el muelle (esto es importante si es municipal) también restaurantes a ambos lados, pero ninguno enfrente. Perfecto. El sol y el noroeste pegan todavía duro en el puerto a esta hora de la tarde, hay poca gente paseando. Parece tranquilo. Ya veremos por la noche…

Chania fue un día la capital de Creta. Una ciudad decadente, construida y deconstruida sucesivas veces por venecianos y bizantinos. Uno más de esos puertos mágicos, con espinazo de murallas y de historia, como Alghero, Siracusa o Valetta, pero un poco echado a perder. Lleno hasta la asfixia de turistas (incluso en este primero de junio), con calles repletas de tiendas de souvenirs y de cuero, de helados pretendidamente artesanales y restaurantes de souvlaki y moussaka descongelada. Podría ser Roquetas.

Y, como puerto, no es muy cómodo. Está muy abierto al norte. Demasiado swell y demasiados restaurantes y bares con música hasta pasada la medianoche. El paseo marítimo habitual, con mucha parejita caminando a paso ligero, ingleses la mayoría, en sus variedades “milky” (recién llegados) y “lobster” (después de un par de días al sol, vuelta y vuelta), en modalidad “honeymoon” o “con carrito de niño”, e incluso alguno en versión “Triana” (en coche de caballos).

La OTAN nos obliga a quedarnos tres noches en Chania. Qué le vamos a hacer. Pero, en realidad, nos hace un favor. Nos permite descubrir que, debajo de las hordas de turistas, se esconde también un alma bohemia y multirracial que engancha. Un barrio antiguo (judío) de callejuelas estrechas y casas con paredes inclinadas, donde hay tiendas y tabernas pequeñas con música en directo que sí invitan a entrar.

Un puerto lleno de vida y de música, en el que conocemos a Jacobo y sus amigos. Un grupito de chavales que vive en un Gib Sea de 9 metros, atracado aquí al lado, que se acaban de comprar y que a duras penas saben navegar.

Un grupo de titiriteros que hacen música y circo, y que se ganan la vida actuando para los turistas del Egeo. Nos dicen que se quedarán una temporada aquí en Creta, y después se dejarán llevar por los vientos del este, camino de Sicilia, del Estrecho y de Canarias.

Jacobo, griego, nos regala una mañana de su música mestiza, cantada en mil idiomas: español, portugués, italiano, griego, francés, turco, rumano, húngaro, serbio… Una maravilla. Y entre otras, una de nuestras canciones favoritas (Amari Szi, Amari) de la banda sonora de "Everything is illuminated", que inmediatamente se convierte en la película de esta etapa, tanto más viendo lo que está pasando ahora en Ucrania. Amari Szi Amari, una canción zíngara de bodas. “Ella es nuestra, Ella es nuestra…”



La noche antes de que salgamos hacia Iraklion, Jacobo viene un rato a charlar, en inglés y castellano, a nuestra popa. Es sólo un chaval, más joven que nuestras hijas. Nos habla de su vida. De lo difícil que es hacer música en la calle y que a la gente le guste. Y vivir de ello, claro. De su furgoneta en la que lleva viviendo seis años, aparcada allá en algún sitio del norte de Grecia. De que acaba de enterarse de que va a ser padre, y que ni su grupo lo sabe todavía.

Dejamos a Jacobo y sus amigos, y dejamos Chania en busca de Iraklion, al amanecer del sábado. La OTAN está tranquila y no da problemas.

Adiós Chania. Amari Szi Amari




Chania es una ciudad hecha de sol. Toda ella está bañada de una luz brillante que potencia los dorados de las fortalezas, los rojos y amarillos de los edificios, el azul cobalto del agua batiendo contra la piedra. 

Se despierta al salir el sol, como todas las ciudades que hemos ido visitando en Grecia. A esa hora es una ciudad moderna ajetreada, sus comercios más turísticos aún cerrados, las terrazas recogidas y el puerto dormido, solo alterado por las furgonetas de reparto. Chania es enteramente para sus habitantes.

Pero todo cambia a media mañana. La ciudad empieza a agitarse, los restaurantes abren, las tiendas de souvenirs despliegan su expositores callejeros, los turistas comienzan a echarse a la calle y a atiborrar aceras y paseos, bares y tiendas.

Al caer la tarde, la ciudad volverá a transformarse, alrededor de la puesta de sol, cuando los comercios cierren sus puertas y todos los visitantes se den cita en el puerto. Y el bullicio ya no parará hasta bien entrada la noche.

Chania es estridente. Tienes continuamente la sensación de estar en otro sitio, en otros sitios, en todos los sitios. Te entra por los sentidos y te abruma, te marea, te desconcierta. Hay que aprender a quererla. 

Sargantana en el muelle municipal, con los toldos. Hace mucho sol y calor. Al fondo se puede ver la construcción veneciana que cierra el puerto y que es lugar de paseantes durante todo el el día 

Nosotros también vamos a pasear el puerto veneciano al caer la tarde

Decenas de turistas tratan de retratarse al atardecer, con el sol poniéndose por detrás del faro

Los más afortunados han pillado sitio en una de las mil terrazas del paseo del muellle

Otros en un banco.


La plaza del puerto es su centro neurálgico


En ella está la mezquita más antigua de Grecia, conocida como "la mezquita de los jenízaros". Hoy se dedica a otros usos. Alberga una sala de exposiciones y también las oficinas del puerto.

Enfrente de la mezquita se pueden contratar paseos en carruaje

Fuera del puerto y de la ciudad vieja, Chania es una ciudad moderna, con oferta comercial al uso


Con muchas calles amplias y peatonales

Y plazas y zonas verdes, Y construcciones heredadas de los venecianos y los otomanos. En estos antiguos baños turcos hoy se ubica una tienda de ropa de diseño 

El edificio más emblemático de Chania es su mercado municipal, un edificio de primeros de siglo pasado, con planta en forma de cruz y una entrada en cada brazo. Se construyó como parte de las actuaciones de expansión de la ciudad, que también derribaron parte de las murallas venecianas que delimitaban la ciudad vieja. Permitió adecentar y dar un aspecto más cuidado y moderno a una zona limítrofe de la ciudad en la que se habían instalado tenderetes de frutas, verduras, pescado, carne,...
En este mes de junio lo encontramos cerrado por obras de rehabilitación.

La ciudad vieja se considera la que está abarcada por la muralla veneciana. Como en un zoco árabe, las calles parecen organizarse por gremios. En esta el olor a cuero es casi asfixiante 

Dentro de la ciudad vieja, rodeando la ciudadela, estaba la antigua muralla bizantina. Los venecianos la abandonaron en favor de la muralla exterior. En los siglos que siguieron fue siendo devorada por el crecimiento de la ciudad y las necesidades de acceso: se construyeron casas incorporadas en la muralla y se desbarataron muros y puertas. Hoy se ha hecho un esfuerzo por darle el protagonismo que merece. Está bien conservada y se ha restaurado en parte. 

Durante la dominación otomana, en el siglo XVII, los cristianos y los judios fueron obligados a vivir en el oeste de la ciudad, mientras los turcos se ubicaban en la zona este. En el barrio judío, al oeste del puerto, las calles son probablemente las más bonitas de Chania. El barrio está plagado de tabernas y pequeños hoteles que han reconvertido las antiguas casas.

El jueves es día de mercado. No hay apenas turistas. Nosotros vamos hacer compra bien temprano, mezclándonos con los locales.

También aprovechamos la estancia para hacer la colada de las últimas semanas... 



Y nos iremos de Chania con los ojos llenos de su luz y de su magia


Sábado, 4 de junio


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