Translate

miércoles, 27 de julio de 2016

Dia 5: Cerdeña - Parada y fonda

Por fín hemos llegado a Cerdeña. Finalmente decidimos no ir al puerto de Teulada sino avanzar un poco más e ir a fondear a Pula, sitio que conocemos bien porque ya dormimos allí una noche el año pasado.

El día es espléndido. Al acercarnos al sur de la isla el viento sube hasta 20 nudos y durante la mañana recuperamos las sensaciones de navegar a mano saltando las olas. Buen ejercicio para subir la adrenalina.



Pula es un excelente fondeadero, muy amplio y normalmente muy lleno de barcos. El año pasado no había allí menos de cuarenta embarcaciones. Sin embargo, este año sólo somos seis y las playas parecen en temporada baja. Todo está muy tranquilo, justo lo que necesitamos.

Me voy con la neumática a internarme en el país de los Lestrígonos. Tras librarme de la basura, inicio mi habitual expedición a la búsqueda de suministros. En este caso infructuosa: en Pula hay sólo un hotel, unos chalés de ricos y una carretera.

Gran decepción. Tras mucho caminar encuentro una pizzería, en la que compruebo que ya no hay caníbales en la isla y que los nativos comen pizzas de dudosa calidad y bocadillos en bolsas de plástico. La evolución de la gastronomía en la isla es claramente regresiva. Les pido que me vendan pan y me dicen que sólo en bocadillo. Les compro dos, muy a mi pesar. Les pido hielo y me miran con ojos como platos. Me dicen que para qué. Les digo que para llevarlo al barco. Me dicen que si he traído bolsa. Les digo que no. La camarera, que está ya harta de este spagnolo, decide, por iniciativa propia, venderme una botella de medio litro de agua y un vasito de plástico con hielo. El hielo con el agua puesta. La miro. Me mira. Le pone un papel de plata al vasito. Me acuerdo de Ulises, opto por no discutir y huyo como un cobarde, con mis bocadillos, mi botella de agua y mi vasito. Voy hacia la neumática con el temor de que los Lestrígonos playeros me tiren piedras, pero no parecen reparar mucho en mí. Me salvo...

Eso sí, la experiencia de la cena es magnífica. Una botella de vino en cubierta comiendo tranquilamente un arroz nos hace recuperar algo de las energías que hemos perdido estos días. La noche está tranquila y fresca. Excelente para dormir una noche completa. No llego ni a las copas. Telón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario