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domingo, 9 de abril de 2023

Mykonos. Shit happens

En el ranking de peores pesadillas en una travesía, diría que el segundo y tercer lugares los ocupan, por este orden:
  • La vía de agua en el casco
  • La avería repentina de motor que te deja sin gobierno navegando con mal tiempo y cerca de la costa
Dos situaciones que ponen a prueba el coraje y la pericia de una tripulación, su capacidad de sobreponerse a la adversidad y su instinto de supervivencia…

…pero hay una mucho peor. La que te hace despertar sobresaltado y bañado en sudor a media noche. La que ha sobrecogido durante siglos a marinos de cualquier latitud. La que sólo los muy valientes afrontan con entereza. La hora de la verdad:

- El atasco del wc

El horror. Cuatro palabras que no describen en toda su magnitud la tensión de una situación límite, sobre todo cuando a primera hora de la mañana, recién desayunado, ves que el motor gira y gira (como otras veces) para bombear sólidos y líquidos, pero en vano. Esta vez el remolino es inútil. Aargggg.

Omito las descripciones detalladas (y las fotos) de los procedimientos de emergencia para este tipo de situaciones (que por cierto no enseñan, y deberían, para la concesión de títulos náuticos). Sólo reseñar que en este caso se completaron sin ninguna baja en la tripulación (menos mal) y que se procedió a condenar el baño afectado hasta el próximo puerto. Patapum parriba.

Afortunadamente el Sargantana, igual que los aviones bimotores, es capaz de funcionar con un solo motor (en este caso, el de babor). Pero eso no quita para que la tripulación se quede con la mosca tras la oreja, desasosegada ante cualquier ruido extraño en el motor sano, y se pregunte continuamente “ Y si falla el otro, ¿qué?”.

Aparte de incidentes escatológicos, la travesía desde Ikaria hasta la isla de Mykonos es rápida y cómoda. Poco más de siete horas. Más viento del esperado, diez a doce nudos del través en un día soleado y tibio. En esas condiciones podemos navegar en rumbo directo a más de seis nudos y llegamos a nuestro fondeo previsto en el sur de la isla media hora antes de lo previsto. 

Saliendo del puerto de Ikaria. El día parecía amenazar tormenta

Encontramos la cala (Kalo Livadi) desierta, como era previsible, con buena arena para el ancla a cinco metros de profundidad y una protección aceptable contra el viento norte, que el parte dice que arreciará en los próximos dos días.


Kalo Livadi

Hemos decidido pasar aquí tres noches. Somos más o menos autosuficientes durante varios días y preferimos dejar la estancia en el puerto de Mykonos, que queda a unas diez millas, hasta los "días grandes" de la Semana Santa ortodoxa.

Los tres días se nos hacen interminables. Vuelve el mal tiempo, con viento duro y frío y lluvia a ratos. Nos confinamos en la cabina y ni siquiera salimos a cubierta. Afortunadamente tenemos acceso a la wifi gratuita de un hotel cercano que nos da internet sin límites, sin tener que gastar datos.

Y nos dedicamos a poner al día este blog, a tratar de encontrar en foros náuticos cómo reparar atascos (lamentablemente, en Mykonos no opera Desatranques Jaén), a cocinar y a ver series. Lo que sería en tierra un finde de sofá y mantita, vamos.

Y a contar las horas que faltan para que acabe este temporal de m*** (que diría el argentino de Toronto y su motoniveladora). ¡Qué bonito es navegar en abril!


2 comentarios:

  1. Je, je… yo también tuve que desmontar un ”inodoro” en un barco alquilado… los niños eran pequeños y “nadie” había echado papel o toallitas…….

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