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jueves, 18 de mayo de 2023

Ermoupoli. Un trocito de Italia en el Egeo

En Ermoupoli caminamos. Caminamos mucho. Nuestro amarre está a las afueras de la ciudad, en su zona sur, y, aunque hay un autobús gratuito que lleva al puerto principal, preferimos caminar.

Caminamos para llevar la ropa a la lavandería y hacer la colada acumulada de 15 días. Por cierto, en la mejor lavandería de autoservicio que he visto nunca, limpia hasta la exageración

Caminamos para hacer compra en los hasta tres supermercados cercanos, incluido un Lidl en un centro comercial de una sola planta. Las grandes superficies suelen estar a las afueras de las poblaciones y Ermoupoli no es una excepción. Alguna ventaja había de tener haber amarrado en la zona más triste y lamentable de la ciudad.

Caminamos para ir a comprar repuestos a la tienda náutica, un local encantador en el que te pasarías media vida curioseando entre los mil artilugios, algunos de los cuales no has visto jamás.

Y caminamos para ir a visitar la ciudad y el puerto. 

La arquitectura de Ermoupoli es absolutamente diferente a la del Egeo, de casitas blancas y azules. Ermoupoli tiene color. Recuerda a una de esas ciudades italianas que hemos conocido en la costa sur y en Sicilia, con sus edificios neoclásicos y sus calles comerciales, su zona industrial y su bullicio portuario. 


El ayuntamiento en la plaza Miaouli


Ermoupoli tuvo su esplendor en el siglo XIX, cuando llegó a ser el puerto más importante de Grecia y a tener más habitantes que la propia Atenas. Su prosperidad, basada en el comercio, fue decayendo y desde hace unos años la economía se apoya en el turismo. Pero Ermoupoli no es una ciudad turística. Las tabernas y los locales de souvenirs se concentran en la avenida del puerto. Detrás, las calles, las tiendas y los bares son los que podrías encontrar en cualquier ciudad europea al uso. 

Salvo por las iglesias, claro. Es inconcebible el número de iglesias, iglesitas, capillas y capillitas que te vas encontrando en tu callejear. En una de estas iglesias, la de La Dormición de la Virgen, conservan como un tesoro la que hoy por hoy se considera la pintura más antigua de El Greco, un cuadrito bizantino que pintó con 19 o 20 años.

Hornacina de mármol con la pintura de El Greco "La Dormición de la Virgen", en la iglesia del mismo nombre


La pintura de El Greco, de su época de estudiante en Creta

Interior barroco de la iglesia neoclásica de La Dormición


Nos animamos a subir a lo alto de una de las dos colinas por cuyas laderas se desparrama la población. Más que caminar es subir una escalera interminable, con cientos de peldaños que me hacen llegar arriba sudorosa y extenuada. A medida que ascendemos desaparecen los coches y se va haciendo el silencio. Las calles cambian por completo su fisonomía y los grandes edificios van dando paso a casitas bajas, de una o dos plantas, colgadas en las cuestas inverosímiles, con escaleras y balcones que desafían la ley de la gravedad. Arriba, la iglesia ortodoxa de La Resurrección está cerrada, pero las vistas sobre el puerto y el Egeo azul cobalto justifican el ascenso. 


La colina Vrodados y, en su cima, la iglesia neoclásica de La Resurrección que conmemora el levantamiento de Grecia contra los turcos en 1821


Una de las calles de subida a Vrodados


Vista desde la iglesia de La Resurrección, en la colina de Vrodados,


Colina de Ano Syros vista desde la colina de Vrodados. A Vrodados le llaman "el barrio ortodoxo" y a Ano Syros "el barrio católico". En su cima, la iglesia católica de Agios Giorgios y el monasterio jesuita de Agios Ioannis

De bajada recorremos el barrio de Vaporia, que es como un inmenso decorado de palacetes, hoteles de lujo y mansiones asomándose al mar. Reina un silencio como de reverencia en las calles, solo ocupadas por media docena de turistas despistados como nosotros. En la parte más alta, como ya es habitual, la iglesia. Es Agios Nicolaos, el patrón de la ciudad. Con su gran pancarta en la fachada nos recuerda que en este 2023 se cumplen 200 años del hallazgo del icono. ¿Qué icono?, nos preguntamos. Tendremos que llegar a Tinos para descubrirlo... 

Iglesia de Agios Nikolaos, en el barrio de Vaporia, con sus torres de mármol


Propileo de la iglesia de Agios Nikolaos


Vaporia asomándose al mar


Plaza en el barrio de Vaporia


Nos quedamos varios días en Ermoupoli. Me gusta esta ciudad de contrastes. Incluso el puerto abandonado, desvencijado y destartalado donde hemos amarrado tiene su encanto, con los vestigios de un esplendor pasado que probablemente no volverá. 




Ruinas de fábricas en la zona sur de la ciudad

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