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sábado, 7 de mayo de 2022

2022 - 3ª etapa: Villasimius - Trapani. La caza del Octubre Rojo (1990)


Sábado, 7 de mayo

Cuatro días parados en Villasimius. Demasiado. Tenemos ganas de continuar.


El parte meteorológico parece hoy algo más optimista, aunque la borrasca sigue instalada entre Cerdeña y Sicilia. Por la mañana soplará viento fuerte del norte, con chubascos hasta más allá de mediodía, y por la tarde se supone que bajará algo, pero, eso sí, con una ola de casi dos metros.


Y aciertan. La mañana se levanta justo como estaba previsto: intervalos de lluvia y viento racheado, duro y frío. Pero a mediodía las nubes ya no son tan compactas, deja de llover y el viento del norte se hace menos desagradable, por el sol tímido que se empieza a adivinar entre ellas.


Definitivamente nos vamos. Pero hay que esperar hasta las dos, porque nuestra vecina Nicky va a pasar por casa para ayudarnos con los problemas de internet que estamos teniendo. Una vez resuelto ponemos rumbo directo a la costa oeste de Sicilia. 


Zarpando hacia Sicilia

Trinqueta, mayor con dos rizos y todo en el barco bien trincado. El Sargantana salta sobre las olas de casi dos metros a siete nudos, empujado por más de 20 nudos del través. Mejor gobernar a mano que dejarle la tarea al piloto. Vale, Eolo, hoy sí te has portado.


Con trinqueta y dos rizos

Hay que negociar los chubascos que descargan ocasionalmente aquí y allá. En el cielo, de un azul intenso, se ven nubes dispersas de evolución vertical que dejan agua muy visible en la distancia (y  en el radar).

Virgulas del chubasco cercano por la aleta de babor

El chubasco cruza rápido a la aletazo de estribor


Si todo va bien, deberíamos estar en la costa de Sicilia mañana al caer la tarde. Pero esta noche tenemos la primera movida curiosa de la travesía. 


Diez de la noche, en algún punto del canal entre Cerdeña y Sicilia. Oscuro como boca de lobo. El cielo se ha cubierto progresivamente y amenaza lluvia. El viento ha ido bajando hasta los 12 ó 14 nudos y ya no esprintamos como antes. Decidimos quitar un rizo antes de la primera guardia, que es la mía.
Pero, al acabar la maniobra, nos damos cuenta de que quitar un solo rizo no es suficiente. El viento sigue bajando y va rolando hacia la aleta. Nos estamos parando. 


Habría que quitar el otro rizo y, además, desmontar la trinqueta y volver a sacar el génova… Una maniobra compleja, de noche y con esta ola, porque hay que ir a proa a cambiar las escotas y colocar la vela. Y no sabemos si durante la noche las cosas se pueden complicar. Dudamos. Lucía y yo discutimos las opciones en cubierta.


Y, mientras tanto, en la radio se sigue oyendo la farfolla habitual de mensajes de la Circomare italiana (que no se calla ni debajo del agua) y, de vez en cuando,  las mamarrachadas de los operadores de radio filipinos de los cargueros cercanos, que se aburren por la noche y deben de quedar para hacer el cafre. Ya ni la oímos. Pero de repente Lucía se para y dice: “¿Han dicho Sargantana?”


Nos quedamos un momento en silencio. No mola que te llamen por el canal 16, precisamente a ti, en una noche tenebrosa entre Cerdeña y Sicilia, rodeados de borrascas. Mal momento. Al cabo de unos segundos, oigo:

  • “Sargantana, Sargantana, Sargantana. Here is war vessel Foxtrot Tango Lima five nine. Do you read me? Over.”
Joder, la Marina… Bajo a la cabina y cojo la radio:

  • “Here is vessel Sargantana. I can read you. Over."
  • “Sargantana, you are in collision course with one of our vessels. You need to change your course immediately. Switch to channel fifty six. Over.”
Definitivamente no suena italiano, ni filipino. Más bien del Este, digamos… OTAN. Espero que no ruso.


Muevo el dial. Dieciséis, diecisiete, dieciocho,…ventisiete, veintiocho, veintinueve, sesenta, sesenta y uno,… mmmm… ¿cincuenta y seis?… Yo no tengo canal cincuenta y seis. Mierda… ¿ha dicho  cincuenta y seis?


Noto que se me ha pasado el frío. No encuentro el canal 56. ¿Los rusos tendrán canal 56?… Mierda… Decido volver al canal 16 y ver si hay alguien:
  • “War vessel calling Sargantana, do you read me? Over.”
Silencio radio. Imagino a la panda de operadores  filipinos a la escucha, descojonaos de la risa. Mientras espero, aprovecho para llamar a Lucía, que debe seguir con sus rizos.
  • “Lucía, que dicen que nos llevamos por delante un barco de guerra. ¿Puedes mirar si hay luces, o el radar, o el AIS?”
Pero el ruso ya ha vuelto al canal 16. Esto es como el gato y el ratón.
  • “Sargantana, Sargantana, here is war vessel Foxtrot Tango Lima five nine. Go to channel six. Over.”
Estoy a punto de responder “a la orden”, pero no lo sé decir en inglés (bueno, ni en ruso), así que me conformo con un:
  • “Here is Sargantana, going to channel six. Over.”
Cambiemos al canal seis…., de ese sí tengo…


Allí me espera Foxtrot , que va directo al grano:
  • “Sargantana, you are in collision course with one of our vessels. Change you course to clear at least one mile. Over.”
Mierda, tengo que dejarle una milla de espacio pero ¿donde coño está? Me decido a preguntar:
  • “I can not see you. Do you have AIS? Over.”
Cuando lo acabo de decir me doy cuenta de la estupidez. Los barcos de guerra NO EMITEN EN AIS.

A todo esto, Lucía debe de haber encendido el radar y me grita desde cubierta:
  • Luiiiiiis, en el radaaaaar. Nos rodeaaaan. ¡¡¡¡Están por todas parteeeeees!!!!
A Foxtrot Tango Lima se le están hinchando las gónadas:
  • “Sargantana, change your course to 120°, NOW.”
Ni over, ni leches.

Vale, haber empezado por ahí.

Le doy instrucciones a Lucía. Cambiamos el rumbo. A vela y con ola, lo de ir al 120º exactamente no es tan sencillo, pero supongo que Foxtrot no será tan tiquismiquis. Supongo, porque no vuelvo a saber nada de él. 


Al poco vemos las luces. Efectivamente, están por todas partes. Pasa muy cerca, por babor, una luz roja como suspendida en el aire, a unos metros sobre el agua. Está demasiado oscuro para adivinar qué es.


La luz sube y baja. De repente, desaparece, para reaparecer unos metros más allá. Se aleja. Se acerca. Sube. Baja. Se desvanece… No somos capaces de averiguar qué es. Un dron no parece, aunque se oye ruido como de rotores. Un barco no es, al menos según mi temario de PER. Apostamos por periscopio


Nunca lo sabremos con seguridad, pero hemos decidido que esa noche fue la noche en la que casi nos comemos al Octubre Rojo.


Superado el encuentro, me voy a dormir para hacer la segunda guardia. La noche es a motor y a palo seco. Por la mañana se puede sacar génova y, más adelante, mayor.


Chaleco, arnés, gancho de seguridad y radiobaliza personal

El tiempo va mejorando durante el resto del domingo y el viento va subiendo, lo que nos permite una veleada magnífica de varias horas, en portantes y con una ola divertida que invita a coger la rueda y disfrutar.

Llegamos a Trapani a las 2130, tras 170 millas y 32 horas de navegación. Es noche sin luna, pero el fondeo no tiene complicaciones y nos resulta conocido. Con precaución, sorteamos los tres únicos barcos de la bahía y echamos el hierro, esperando no engancharnos en la chatarra que reportan algunos navegantes en Navily, aunque nosotros nunca hemos encontrado otra cosa que un fango que se agarra pesadamente al ancla y cuesta limpiar. 


Cena y vino en la familiar Trapani, celebrando que al día siguiente la travesía nos llevará a mares y costas completamente desconocidos. 

Domingo, 8 de mayo




1 comentario:

  1. Muchas gracias por compartir tu experiencia de tan entretenido viaje.
    Esperaremos tu proxima publicacion.

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