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sábado, 22 de abril de 2023

Folegandros y Milos. Ovación y vuelta al ruedo

Vamos a tener un par de días de viento del norte y reconsideramos el recorrido de las próximas etapas. Ya nos ocurrió el año pasado en varias ocasiones. Tienes un plan cuidadosamente diseñado para ir recalando en todas las islas que merecen la pena, has calculado distancias y tiempos, puertos y calas. Has previsto todo, hasta el último detalle… y a la hora de la verdad te levantas un día, ves el parte y te dices a ti mismo ¿y por qué no al oeste? 

Y todo el plan se va a la mierda porque eliges oeste en vez de este. ¿Y por qué no? Esto es Grecia.

No tocaba, pero vamos hacia Milos. Estamos a unas 60 millas y hay previsión de buen viento, aunque el tiempo será muy variable. Planeamos una parada en una cala al sur de Folegandros (Ormos Vathi), fieles a nuestra costumbre de no navegar más de seis o siete horas en un día si podemos evitarlo.

Saliendo del golfo en el que está el puerto de Ios, el mar está como un espejo 


En el horizonte, al sureste, está cubierto de nubes

Ormos Vathi es un sitio excelente para un “stop and go”. Cala muy recogida, abierta sólo al sur y con fondo de arena. Casi nadie en tierra, sólo un complejo de apartamentos y un hotel, un tanto cutrillos (nada de "mansions") y todavía cerrados. Tampoco en el mar, sólo un catamarán de alquiler y tripulación de nacionalidad indefinida que viene a hacernos compañía en el fondeo, pero con los que no tenemos muchas ganas de interactuar. Por la noche, el tormentón vaticinado llega puntual, con una buena dosis de agua, relámpagos y truenos, pero no dura más allá de dos o tres horas. Es curioso como te habitúas a las tormentas y, si estás bien resguardado, te resultan casi indiferentes.

Isla de Folegandros. La playa de Agali, al fondo de Ormos Vathi, antes de la lluvia de la noche

Y, sin mucha novedad, llegamos a la bahía de Milos ya al caer la tarde, notando los primeros síntomas de que la tormenta de anoche no era más que la avanzadilla de una borrasca que nos traerá vientos duros del SW durante varios días.

La verdad es que no nos importa demasiado. Milos es otra de las islas de esta travesía de las Cícladas que hemos subrayado en nuestro plan de viaje. Una isla famosa, que en verano se llena de turistas y que preferimos disfrutar con tranquilidad en temporada baja. No es en absoluto el peor sitio en el que quedarse bloqueado.

La marina de Adamantas, en Milos, consiste en un único pantalán flotante instalado al final del muelle y que, con viento duro del sur, se ha vaciado de barcos del lado exterior

Vista del puerto y la marina de Adamantas desde el mirador de la plaza de la iglesia

Descubrimos que la isla es muy distinta a otros grandes iconos del Egeo como Mykonos o Santorini. Aquí no hay hoteles "glamourosos" ni tiendas de Versace, ni callejuelas de cuento de hadas. No vemos cruceros entrando y saliendo continuamente del puerto. Milos es más bien un sitio de sol y playa. O mejor dicho, de sol, playa y cuevas. Una isla volcánica y con una costa que recuerda a las del Cabo de Gata o a la isla de Paxos, en el Jónico. Acantilados muy altos, multicolores, de roca blanca y blanda en la que el mar ha ido excavando cuevas caprichosas y espectaculares que sólo son visitables por mar. Playas amplias de arena blanca. Una gran bahía central (la antigua caldera del volcán) a la que se asoma su único puerto (Adamantas) y algunos muelles de carga de minerales, porque Milos es, desde la antigüedad, una isla eminentemente minera.

Pasamos varios días en Milos. Tres en el puerto, forzados por el temporal. Otros tres recorriendo las calas espectaculares de su costa exterior, especialmente del sur. Días tranquilos y relajados, con la comodidad de estar en un puerto muy barato y con agua y luz ilimitadas. Visitamos Plaka, la capital de la isla (sin mucho interés) y las dos únicas atracciones “culturales”: un teatro romano y unas catacumbas. Interesantes, sí, pero no tanto como otros lugares donde hemos estado.

Teatro romano de Milos

Catacumbas de Milos

Un pozo tradicional de la isla, en la subida al “kastro” de Plaka

En lo alto del “kastro” de Plaka, la capital de Milos

Sin embargo, recorrer el perímetro de la isla sí justifica un viaje a Milos. Es su mayor atractivo. Y eso hace totalmente distinto al turismo que recibe. Aquí lo que priva es la excursión de día a ver cuevas en uno de los muchos barcos de chárter amarrados en los muelles. Catamaranes, veleros, barcos de pesca, motoras pequeñas, de todo hay. Cada mañana grupos de turistas se apiñan en las cubiertas y dejan el puerto hacia las cuevas de Kleftiko, Sikia o Pagafragas. Afortunadamente sólo unos pocos de esos barcos están operativos este abril. Estamos empezando la temporada y el tiempo es incierto. Con toda seguridad, en julio y agosto será diferente.


Las formaciones de rocas de Sikia, en la costa oeste de la isla de Milos. Las condiciones del mar no nos permiten fondear aquí para acercarnos en dinghy a la famosa cueva a la que se le hundió el techo

En Milos conocemos a nuestros nuevos amigos de esta temporada. Mientras estamos amarrados en Adamantas tenemos como vecinos de pantalán a una pareja australiana, Wendy y Paul, que navegan por las Cícladas esta primavera en un enorme catamarán de alquiler. Es su primera travesía en Europa y les falta algo de experiencia en los intríngulis de la navegación por Grecia. Como casi siempre en estos casos, una conversación fortuita en el pantalán lleva a una más larga y a compartir unos tragos en un bar del puerto. Y, casi sin darnos cuenta, a hacer planes de fondeos y recorridos juntos y a reconocernos como amigos cercanos en cuestión de pocas horas. Esa especie de identificación mágica que aparece de repente, como de la nada, con la “gente de mar” con la que te encuentras en estas travesías. Uno de los placeres de vagabundear por el Mediterráneo.

Wendy y Paul

Descubrimos que Paul es un artista fantástico y nos enamoramos inmediatamente de sus grandes cuadros, sobre todo pop-art y abstractos, que crea en su taller cerca de Brisbane y que muestra en su web. Nos gustan tanto que ya maquinamos encargarle uno para nuestra casa. Viven muy lejos, pero esperamos tener la oportunidad de seguirles viendo en el futuro.

Nos cuentan que están en Adamantas para unas reparaciones de urgencia en los timones de su barco, dañados al tocar fondo en una cala de una isla cercana. Es posible que  tengan que sacar el barco del agua para una reparación definitiva en algún varadero cercano. Empatizamos con su preocupación y su incertidumbre, la súbita sensación de fragilidad que te embarga cuando tu barco está dañado y de golpe descubres que todo es más difícil en el mar y en Grecia. Que tus planes de viaje se alteran. Que no sabes ni dónde ni cuándo podrás contar con mecánicos e instalaciones adecuadas. La zozobra que tan bien conocimos hace dos años con nuestros problemas mecánicos en el Jónico

Debemos continuar nuestro camino, una pena no haber podido hacer algunas etapas juntos, pero les seguiremos de cerca en su recorrido y estaremos en contacto por WhatsApp.

Saliendo de puerto de Adamantas, Wendy y Paul corren a despedirnos desde el pantalán

Cuando el viento rola al norte salimos del puerto para completar la vuelta a la isla. Los paisajes son tan espectaculares que merece la pena recorrerlos con tranquilidad, y con paradas intermedias. Fondeamos en Kleftiko y en Fyriplaka.

Kleftiko es la máxima atracción de Milos. Un conjunto de formaciones rocosas sólo accesibles por mar en el extremo suroeste de la isla. Una maravilla de cuevas y lagunas que sólo se pueden describir con fotos como éstas. 

Formaciones en la costa de Kleftiko

Kleftiko

Kleftiko






3 comentarios:

  1. Gracias por compartir vuestro viaje y esas fotos tan espectaculares. Llama la atención lo vacío que está todo. Muy bueno el mapa de google!

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  2. That Wendy and Paul are a spunky young couple :)

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